martes, junio 03, 2008

martes, 3 de junio de 2008

Jeremías 17; 7-8 y 13-14
Bendito el varon que confía en Jehová y cuya confianza es Jehová. Porque sera como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echara sus raíces y no vera cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigara ni dejara de dar frutos (7-8) ¡Oh Jehová, esperanza de Israel! Todos los que te dejen serán avergonzados; y los que se apartan de mi serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas. Sáname oh Jehová, y seré sano; sálvame y seré salvo; porque tu eres mi alabanza. (13-14)
Señor Dios cuantas veces me has de hablar de la confianza en Ti y la esperanza. No rendirme, no olvidarte, no alejarme. Mi Dios, Gracias porque nunca me abandonas. Se que en este proceso de buscarte y pedirte fuerzas y tu mano para poder caminar, me pides Tu a mi, que confíe en Ti. Sabes Papito Dios, por eso vengo a Ti porque confío en Ti y se que Tu eres el único poderoso para sanar mi vida y salvarme de toda maldad. Protégeme Dios como hasta hoy. Gracias, Gracias. Pongo toda mi vida en Ti, Padre amado, entrego mi vida a Ti. Tu guiaras mis pasos, recibe señor mi vida. Quiero sentir Tu bendición, tu gracia. Enséñame a hablarte, a dirigirme a ti, darte alabanza, así como Tu lo deseas. En Ti confío, en Ti esta mi vida. En Ti esta mi sanación. En Ti mi salvación.

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